
Los últimos acontecimientos en Torre Pacheco han copado portadas de telediarios, tertulias radiofónicas y vertido litros de tinta en los periódicos. La ultraderecha de VOX, siempre presta para pescar votos en el caladero del racismo, la xenofobia y en la lucha de los pobres, ha nutrido este debate con los mensajes y los relatos falsos de siempre tratando de culpar a las personas migrantes de los grandes males de la sociedad. Una gran falacia que a lo largo de la historia ha desmontado importantes filósofos y pensadores como Sami Nair en su reflexión: Cinco mentiras sobre la inmigración.
Y en nuestra provincia lo sabemos bien. La Almería de hoy no sería la misma sin todos aquellos que han venido a construir junto a nosotros el llamado milagro almeriense. Sería una quimera si no trabajaran nuestras tierras, se emplearan en otro gran motor económico como es el turismo o no estuvieran, en muchos casos, al cuidado de nuestros mayores.
Los datos son reveladores: contamos en nuestra provincia con ciento ochenta y cinco mil migrantes. Ochenta y cinco mil trabajadores extranjeros cotizan a la Seguridad Social, la aportación a las arcas públicas por parte de este colectivo asciende a trescientos millones de euros anuales y somos una de las provincias que más crece en natalidad gracias a estas familias.
Por encima de todos estos datos lo realmente importante es la vertiente humanitaria, que pasa demasiadas veces desapercibida y que poco o nada nos hace crecer como sociedad. El gatopardismo y el cinismo del PP es bastante desolador, pero peor aún es el último giro radical alcanzado por la formación de Feijóo que cada vez se mimetiza más con VOX, en esta y otras cuestiones, siendo cada vez más difícil diferenciarlos.
Quiero negarme a creer que se encuentran más cómodos en estos postulados, pero la verdad es que no lo ponen demasiado fácil. En España y en Almería necesitamos una derecha moderna y homologable al resto de partidos conservadores europeos para no caer en los extremismos ultras y poder así seguir construyendo un país sobre los cimientos de un verdadero Estado Social y de Derecho. Todo lo demás es surcar sendas demasiado peligrosas que pueden desembocar en la involución.
Los socialistas así lo estamos trabajando a nivel nacional con el Gobierno de coalición progresista presidido por Pedro Sánchez con un discurso y una acción clara e inequívoca de respeto, tolerancia y garantista con aquellos que vienen de otros países a convivir y trabajar junto a nosotros. Pero también en el ámbito local lo estamos demostrando.
Un ejemplo de ello es la política educativa implementada por el alcalde Antonio Bonilla en Vícar, que está dando sus frutos con una plena y exitosa integración, hasta tal punto que la Villa está catalogada por UNICEF como Ciudad Amiga de la Infancia.
También lo hizo Esperanza Pérez en su etapa como alcaldesa de Níjar, afrontando la dura problemática del chabolismo de las personas migrantes en su término municipal con alternativas habitacionales. En El Ejido, el portavoz socialista en el Ayuntamiento, José Miguel Alarcón, ha planteado diferentes iniciativas que promueven la integración y la convivencia como el Plan Local de Inmigración que fue aprobado en Pleno.