OPINIÓN. Tarjeta de crédito sanitaria

Juan Antonio Lorenzo, secretario general del PSOE de Almería
Juan Antonio Lorenzo, secretario general del PSOE de Almería

La sociedad andaluza ha emprendido una lucha que no tiene vuelta atrás y que, además, es de justicia: la defensa de la sanidad pública. Las movilizaciones que en este sentido se vienen produciendo en las últimas semanas son una buena prueba de ello y anticipan uno de los frentes en los que se van a dirimir las próximas elecciones en Andalucía. A todos los andaluces y andaluzas nos va a tocar elegir entre un modelo de servicios públicos de calidad o aquel en el que hay que tirar de tarjeta, pero no de la del SAS, sino de la de crédito.

Si alguien va a salir ganando de la pandemia o de la pospandemia que estamos viviendo esa es, sin duda, la sanidad privada gracias a la inestimable colaboración del Gobierno de Moreno Bonilla, que ha perseguido, maltratado y arrinconado a la pública en un ejercicio de desmantelamiento del sistema sin precedentes. Hoy, más de dos millones de personas en Andalucía ya tienen un seguro privado y su número no deja de aumentar.

Las cifras, por lo tanto, muestran de manera fría la realidad que ha crecido a nuestro alrededor, pero también las consecuencias inmediatas de no abordar el problema: que las personas que tienen dinero y pueden acceder a la sanidad privada se curan y, las que no, tienen que esperar. La desigualdad, de esta manera, se ha convertido en el pan nuestro de cada día, provocando un enorme sufrimiento a muchas personas enfermas que no tienen recursos.

El Gobierno andaluz habla de vuelta a la normalidad en la atención primaria, pero lo cierto es que los profesionales sanitarios están exhaustos, que muchos consultorios de nuestra provincia siguen cerrados o abren muy pocas horas a la semana, lo que obliga a muchas personas mayores a realizar desplazamientos a los centros de salud de referencia.

De lo que no habla tampoco Moreno Bonilla es de que las citas para el especialista en los hospitales de nuestra provincia son, sencillamente, inaceptables. Nadie puede esperar un año y medio para que lo vean en la unidad de Digestivo o más de un año en Traumatología, por citar dos ejemplos. Tampoco es de recibo tener que esperar seis meses para una prueba diagnóstica como puede ser el caso de una colonoscopia o tres meses para una simple ecografía.

La salud siempre ha ocupado el primer lugar entre nuestras preocupaciones, pero lo que nunca podríamos haber imaginado es que la asistencia sanitaria se colaría también en la lista de los principales desvelos de la sociedad andaluza. Por eso, es el momento de alzar la voz y trasladar un mensaje claro y directo al gobierno de Moreno Bonilla: ya está bien.