OPINIÓN. Educación y valores democráticos

Juan Carlos Pérez Navas, Senador por el PSOE de Almería
Juan Carlos Pérez Navas, Senador por el PSOE de Almería

Juan Carlos Pérez Navas

No recuerdo un rechazo tan sonoro y mayoritario en nuestro país como el que ha provocado el anuncio retrógrado y antidemocrático de Vox de aplicar el ‘pin parental’ en Murcia, en Andalucía y en otras comunidades utilizando a los menores y a la educación como moneda de cambio y amenaza para aprobar unos presupuestos. Esta obsesión reaccionaria de Vox contra los valores democráticos, que también apoya el PP, es un auténtico peligro para nuestra sociedad y atenta contra la libertad y los derechos, en este caso, de los menores pretendiendo, incluso, estar por encima de la Declaración Universal del Niño o de la Constitución española.

Ser constitucionalista debe ser, precisamente, eso: defender derechos básicos y fundamentales descritos en artículos como el 9.2 el 10.1, el 14 y, sobre todo, el 27, el del derecho a la educación y a la libertad de enseñanza, bajo los principios de igualdad y respeto a los derechos de la persona. Debemos educarnos para convivir en sociedad aceptando, desde el respeto, la diversidad y de ahí que el debate que se ha planteado en toda la sociedad sea tan importante y trascendental. No debemos transigir ni permitir que venza la ultra derecha, porque, en el otro lado, se sitúa lo más importante: los niños y niñas. Ha de vencer la democracia, porque está en cuestión la libertad o la esclavitud que pretenden los que quieren imponernos este pin.

Los derechos de los menores están por encima de todo y esta medida es una vulneración de sus derechos que afecta a los contenidos diseñados e impartidos en nuestros colegios al querer cercenar la libertad, la igualdad y los valores que forman parte de los principios de la escuela democrática, que es  la mayor y mejor  institución para hacer ciudadanas y ciudadanos libres que vean, conozcan y decidan más allá de sus propias familias y entornos sin una visión sesgada, sectaria y limitada del mundo y de sus futuros como personas adultas.

La artimaña de la ultra derecha es un intento de control ideológico  de la sociedad utilizando a los más vulnerables. La derecha no debe quedar al margen y debe plantar cara a estas actitudes de querer darle una vuelta atrás a todo un país, a una generación como la que se está formando en nuestros colegios. Hay que poner fin a esta falta de respeto a la educación, a la pretensión de restar autoridad y prestigio a quienes se dedican a la docencia y a la comunidad educativa en general.

Pretender hacer política con los menores y trasladar este debate a los espacios de enseñanza en libertad debe ser contestado mayoritariamente por toda la sociedad de una forma rotunda ante una pretensión que rompe derechos sociales conquistados y pretende restar libertad y convivencia, porque los gustos y las orientaciones sexuales de nuestros hijos no las puede elegir la derecha y porque el derecho del niño o niña y su libertad como seres humanos prevalecen ante estas actitudes irresponsables que buscan el adoctrinamiento.

Evitemos lo que la extrema derecha pretende y con lo que está arrastrando a otras derechas que, en el pasado, eran más moderadas y que han perdido actualmente toda su identidad y se pliegan a planteamientos reaccionarios. Lo que pretenden es adoctrinar con un modelo conservador y parcial, atacando  desde el cuestionamiento permanente la educación en libertad, pública y gratuita,  basada en valores democrático,s rompiendo así uno de los mayores consensos de nuestra democracia sobre el sistema educativo y la escuela democrática constitucional que tiene como fundamento la libertad de pensamiento y el desarrollo de la capacidad crítica en el respeto a los derechos y libertades fundamentales.