
Mientras escribo este texto, son ya 66.005 los palestinos y palestinas asesinados por el ejército israelí desde el 7 de octubre de 2023 en represalia por el ataque del grupo terrorista Hamás, que causó la muerte de 1.200 israelíes y el secuestro de 251 rehenes.
Con la misma vehemencia que en su momento denunciamos el execrable atentado de Hamás, hoy debemos también rechazar el exterminio sistemático de la población civil de Gaza y Cisjordania que no es otra cosa que denunciar el genocidio, sí genocidio, del pueblo palestino por parte del gobierno radical de Israel. No puede ser de otra manera, debemos ponernos del lado de quienes son agredidos, atacados, de quienes están sufriendo y, nos da igual que sean ucranianos o palestinos, porque todos ellos son víctimas inocentes. No se entiende que, para algunos dirigentes políticos de este país, los ataques a Ucrania sean también su causa, pero la del pueblo palestino, no merezca ni siquiera que la llamen por su nombre.
¿Cómo es posible que Aznar y Ayuso estén defendiendo el exterminio de la población palestina, la expulsión de su territorio legítimo, para que se construyan resorts de lujo frente al mar? Todos estos asesinatos, todo este dolor, para que unos pocos puedan hacer lucrativos negocios. Es sencillamente inmoral.
Afortunadamente son una minoría, y no hay más que ver cómo a diario se suceden manifestaciones, protestas, minutos de silencio en defensa del pueblo palestino, el pueblo español, una vez más, dando ejemplo de solidaridad, empatía y decencia.
Y, alineado con el sentir mayoritario de la población, pero también con el derecho internacional y los derechos humanos, el gobierno de España se encuentra liderando internacionalmente las acciones para hacer frente al gobierno de Israel que, está asesinando a civiles palestinos, unas veces con armas y otras dejándolos morir de hambre y sed. Solo alguien indecente pueden pretender hacernos confundir intencionadamente el reconocimiento del estado palestino o, la definición como genocidio de los actos cometidos por Netanyahu, o la prohibición de comprar y vender armas a Israel, como un apoyo al grupo terrorista Hamás.