OPINIÓN. Balerma quiere tener autobús urbano

Juan Francisco Puga y Miguel Suárez, vocales socialistas en la Junta Local de Balerma
Juan Francisco Puga y Miguel Suárez, vocales socialistas en la Junta Local de Balerma

Juan Francisco Puga Murcia. Vocal Socialista en la Junta Local de Balerma

No es un secreto para ningún vecino de Balerma que la Junta Local dificulta el restablecimiento del transporte urbano. En el último pleno ordinario, la propuesta planteada por el Grupo Socialista en relación a este asunto fue rechazada por los vocales del Partido Popular y el Presidente de la Junta Local, quien alegó que “sí hay transporte urbano, otra cosa es que parezca insuficiente” y subrayó que “ese servicio se está dando pero no hay demanda real”.

No obstante esas palabras, no hay inexactitud en nuestra propuesta, puesto que no hay servicio de transporte urbano en Balerma, le pese a quien le pese. Otra cosa es que se pretenda dar a entender que el transporte metropolitano (ALSA) presta un servicio similar, pero no es así.

Y es que la Ley 2/2003 de Ordenación de los Transportes Urbanos y Metropolitanos establece la clara diferenciación entre transporte urbano y transporte metropolitano (interurbano) en los artículos 7 y 12. El transporte urbano es el que se desarrolla íntegramente en el término municipal, y el transporte metropolitano es el que se lleva a cabo entre municipios contiguos en los que existen interrelaciones económicas, laborales o sociales.

Lo que ahora mismo hay en Balerma es transporte metropolitano, pero no urbano. Como puede observarse, el avieso argumento principal defendido por el grupo popular empieza a carecer de sentido si atendemos a la Ley, a lo que hay que sumar otra realidad, y es que si no hay demanda real del servicio, ¿por qué el autobús metropolitano, que no urbano, suele llegar casi completo a la estación de autobuses de El Ejido? Antes de afirmar hay que informarse, porque las estadísticas del Consorcio de Transportes arrojan otros datos, y por ello, precisamente, el Gobierno Local ha caído en una contradicción y ha solicitado ampliar la línea metropolitana a los sábados.

Los populares reconocen ser “conscientes” de que la frecuencia del autobús metropolitano no es la “adecuada”, pero aseguran que “no se puede establecer un criterio a la carta”, y también dicen estar trabajando en ello, aunque sin resultados desde 2011.

Cabe señalar la deplorable gestión desarrollada en el verano de 2015, cuando se habilitó una línea de autobús urbano cuyo trayecto duraba más de una hora porque la ruta recorría toda la costa, desde Balerma hasta Almerimar, y desde allí hacia El Ejido. En esas circunstancias, lógicamente, se utilizaba poco el servicio, por lo que supuso un coste extra de 669.752,87 euros a los 810.000 presupuestados.

Pero la ciudadanía de Balerma no tiene la culpa de la incompetencia gestora. Y en ningún caso se están solicitando líneas cada quince minutos, sino unos servicios mínimos complementarios al transporte metropolitano existente, porque solo hay dos líneas con salidas hacia El Ejido, a las siete y las nueve de la mañana, y con regreso a las ocho y media, doce y cuatro y media. Con estos horarios, resulta obvia la deficiencia del servicio.

La ciudadanía de Balerma reclama contar con transporte urbano, y especialmente los colectivos de jóvenes, mayores, trabajadores, personas con dificultades económicas… El restablecimiento de un servicio mínimo no implica endeudarse. Evidentemente, tendrá un coste, aunque dependerá de la capacidad de gestión del Gobierno Local que ese coste sea mayor o menor. Y por otro lado, ¿qué servicio público no resulta deficitario si solo se atiende al criterio económico?

Los artículos 25 y 26 de la Ley Reguladora de Bases de Régimen Local establecen que el transporte urbano es una competencia municipal, y también que su prestación es obligatoria en los municipios de más de 50.000 habitantes, especialmente, entre los núcleos geográficamente diferenciados. O lo que es lo mismo, que los ciudadanos de núcleos como Balerma tienen derecho a que su gobierno local se lo facilite, aunque no resulte beneficioso en términos económicos.